jueves, 26 de noviembre de 2015

Dave Mustaine reflexiona


Me doy cuenta que a veces la religión –o la negación de la religión- puede ser una fachada. Conozco gente que toca en bandas satánicas que en realidad no creen en lo que están haciendo. Tal vez son cínicos. Tal vez solo están perdidos. A veces siento la necesidad de estar cerca de éstos grupos, aunque sea brevemente, solo para mi tranquilidad y edificación del espíritu, para alegrarme de no seguir en ese sendero. Yo estuve allí colega. 

Puedo distinguir entre los que son de verdad y los que no, y es genial para mí poder decir, «hey, soy afortunado. Logré salir. Encontré un camino mejor.» El problema es que mucha gente que se convierte al cristianismo lo hace como los tipos que están en la televisión. 

Pero no son casos como el mío, gente que no tiene en quién apoyarse y abraza su espiritualidad de manera diferente. Saben, hay todo un movimiento de chicos tatuados, que se visten de negro y tocan música heavy, y tienen bandas geniales… y creen en Dios. Y no hay nada malo en eso. De hecho, una de las cosas que me gustaría hacer durante el resto de mi carrera es ayudar a que los chicos encuentren un lugar seguro para rockear. Ojalá hubiera tenido eso cuando era joven. 

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